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El desarrollo de nuevos sectores económicos en regiones insulares, limitadas no sólo territorialmente sino por una baja disponibilidad de recursos naturales (agua, energía y en general materias primas) así como por su lejanía de los principales mercados, sólo es posible sobre la base de la generación de producciones de alto valor añadido. Nuevos sectores fundamentados en actividades productivas con una baja demanda en suelo, agua potable y otros recursos y con la capacidad de generar un gran valor añadido. En este sentido, la denominada biotecnología azul (la explotación de organismos marinos y, en general, acuícolas) es una alternativa óptima, especialmente la referida a la producción y uso de las algas. La biotecnología de las algas tiene la peculiaridad de transformar las limitaciones de territorios insulares como el de la Macaronesia en ventajas estratégicas. La producción de algas no sólo es una actividad que cumple con las premisas básicas de una baja demanda de suelo, agua y un bajo impacto ambiental, es, además, una actividad productiva a caballo entre el sector primario e industrial, cuyas potencialidades de desarrollo en la Macaronesia son máximas, las islas están en una dela regiones climáticas con mayor potencial de producción, así como en un verdadero vórtice planetario de generación de biodiversidad, la cual, especialmente la marina y singularmente la relacionada con las algas, apenas ha sido explorada desde el punto de vista de la biotecnología. Estas riquezas naturales no son ajenas la condición insular de la Macaronesia, con un litoral apenas contaminado. Un nuevo paradigma de desarrollo de la biotecnología haciendo de los océanos el nuevo territorio de crecimiento termina por transformar a las islas en los territorios más extensos del planeta, en los más abiertos.

La biotecnología de las algas es aún un sector en incipiente crecimiento, cuyas potencialidades de presente y futuro son enormes, como así demuestra los numerosos proyectos estratégicos de desarrollo de esta actividad en los países más avanzados. Este nuevo sector representa para las islas una oportunidad única de situarse en la vanguardia de una tecnología en sus primeras fases de desarrollo y expansión productiva.

La explotación de las algas puede representar además un nuevo modelo de desarrollo asociado a una estrategia global de sostenibilidad. Cultivar algas puede ser una actividad plenamente complementaria con los sectores agrarios tradicionales. Es posible producir algas con agua residual, depurándola y reintroduciéndola en los circuitos de riego, se pueden usar suelos marginales de las explotaciones agrarias para la producción de algas, e incluso es posible usar los cultivos intensivos de estos organismos para fijar gases de efecto invernadero, reutilizar y revalorizar residuos de la industria agro-alimentaria, poner en valor salmueras residuales de plantas desaladoras o para convertirlos en verdaderos colectores biológicos de excedentes de energías renovables. Las posibilidades de las algas para territorios insulares como la Macaronesia son tan evidentes como la costa en las islas, tan habitual que suele pasar desapercibida.

De forma genérica el objetivo de este paquete de actividades se puede enunciar ambiciosamente como el de explorar un nuevo paradigma de desarrollo que, vinculado con la utilización de los recursos endógenos de energía y agua, posibilite el desarrollo de nuevos sectores de actividad productiva altamente competitivos y complementarios con las actividades económicas tradicionales de la Macaronesia, como la turística y la agraria.