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El 3er Objetivo aborda la generación distribuida en las redes eléctricas de baja tensión, asociando la producción descentralizada al consumo local de energía. Este es, sin duda, el gran futuro de las energías renovables ya que permiten que el propio consumidor pueda consumir la energía que él mismo produce. Esto es aún más cierto en redes eléctricas insulares donde por una parte, la escasez de suelo y su protección medioambiental, permiten que la microgeneración sea una oportunidad única para garantizar el acceso a una electricidad más barata, ya que los costes de generación de las centrales convencionales son mayores que la propia fotovoltaica en zonas climáticas con producciones solares >1600 kWh/kWp, caso de Canarias y Cabo Verde.

Sin embargo, la integración de la microgeneración renovable supone multitud de problemas para la operación de los sistemas eléctricos y en la calidad de la energía, sobre todo en los sistemas eléctricos insulares. Para superar estas barreras es posible integrar la microgeneración, la demanda y el almacenamiento bajo el concepto de microrred que permitirá que las redes eléctricas más débiles puedan disponer de gran cantidad de microgeneración con fuentes renovables, disminuyendo así el coste energético.